Desde los graves más melancólicos, salta y serpentea entre y por encima de los otros desplegando una contagiosa alegría. Destaca para destacar al otro. Es el perfecto compañero y no ensombrece al de al lado; todo lo contrario: escoge otro color para que los otros colores resalten aún más por contraste.
Y si lo dejas sólo… ¡Ah si lo dejas sólo! Entonces es cuando muestra toda su versatilidad: ágil y ligero sondea los sentimientos más íntimos y positivos. Puede llegar a la tristeza pero no a lo sombrío, puede ser tierno y amoroso, alegre, festivo y chispeante, pero nunca chirría. Eso nunca. Es la antítesis del chirrío. Su esencia es la claridad y de ahí le viene el nombre. Como todo lo bueno, ha sufrido grandes experiencias en su desarrollo creciendo de lo poco a lo mucho. Su transformación ha sido tal, que tuvieron que cambiarle el nombre. Hoy, ya adulto, sigue siendo recto y fiable, y tiene una nutrida familia: pequeños, estirados, grandes y hasta un poco retorcidos los más mayores.
Al principio era casi ventrílocuo y hubo que sacarle la boca al exterior, como debía ser. A esa bonita voz había que darle todas las posibilidades: de esta guisa, un alemán llamado Denner, fue transformando a un jovenzuelo francés llamado "chalumeau", y desarrollando todas sus potencialidades, logró aclarar todo ese lío y convertirlo en un joven maduro, bien vestido, con un traje de impecable botonadura que podía abrochar y desabrochar a placer según quisiera expresarse. Y se expresaba tan bien, de forma tan clara, que a todos cautivaba. Todos entendían lo que decía porque llegaba al corazón, a los sentimientos. A partir de ese instante le empezaron a llamar "Clarinete".
Si a Clarinete le pedías que diera una voz, él la daba perfecta. Y lo más impresionante era que también podía darla muchas octavas hacia arriba o hacia abajo. Igual se encaramaba a la cumbre más elevada que se precipitaba a la sima más profunda. Y con la misma facilidad hacía lo contrario, o podía detenerse en un valle y vagar por él de forma placentera. En verdad que no había paisaje en el que no se sintiera cómodo. Tampoco el clima era un obstáculo: tanto podía refrescar lo tórrido, como abrigar en lo gélido. Ya ven: toda una bendición.
¿Y qué ocurrió con esta bendición?. Pues que soplido tras soplido, va de boca en boca hasta toparse con otra bendición llamada Mozart. Nada más apropiado para que al común de los mortales, les llegue el tufillo de lo sublime y lo divino: cuando Clarinete y Mozart se juntan hacen sonar maravillosas Sinfonías.
Una vez instalado en solistas, orquestas, bandas militares y combos de cualquier tamaño, Clarinete emigró al Nuevo Mundo donde participó en el nacimiento de una nueva bendición de nombre Jazz. Allí fue protagonista de primera fila asociándose a otros pioneros con nombres tales como Sidney Bechet y Benny Goodman entre otros muchos. En ese tiempo tuvo uno de sus momentos álgidos que fue apagándose poco a poco sin llegar a desaparecer del todo, ni mucho menos. Otra bendición llamada Saxo -ésa es otra historia- fue desplazando el protagonismo de Clarinete.
De momento, así están las cosas para Clarinete. O eso es lo que algunos, preocupados por su futuro, piensan.
Clarinete nos cuenta que no ha parado de trabajar a toda pastilla en ningún momento. Desde Nueva Orleáns, Chicago y Nueva York, volvió a saltar el charco. En París volvió a tener días gloriosos. En clásica nunca ha estado mejor: asociaciones, grupos, orquestas y festivales enteramente dedicados a él. En jazz todos quieren ser Coltrane con un saxo -¡Ojalá!- y los aficionados tienen la impresión de que Clarinete ha desaparecido de la actualidad. Tampoco es cierto. A veces pasa casi desapercibido, o no le reconocen, o le confunden con un saxo. Haciendo otro salto, esta vez virtual, se instala en un blog y a través de Peplowsky, Morricone, D’Rivera, Daniels, Byron … nos muestra que su voz es tan clara y sincera como siempre.
La selección
La verdad es que pocas veces he disfrutado tanto haciendo una selección. A veces pongo freno si veo que la cosa se dilata; esta vez no ha sido así. Aún sigo documentándome, realizando audiciones y descubriendo joyas para seleccionar. Es posible que haya más de una entrega. Ya veré.
En esta selección, nada hay de los históricos archiconocidos Bechet o Goodman, nada hay de otros clarinetistas como Artie Shaw, DeFranco, Jimmy Guiffre y otros muchos, pero sí hay maestros del Swing como Pee Wee Russell (acompañado por Bud Clayton a la trompeta, Tommy Flanagan al piano, Osie Johnson a la batería y Wendell Marshall al bajo), o Chris Barber y Tim Laughlin al más puro estilo de Nueva Orleans, o blues en clave de jazz interpretado por Sam Most, Georges Lewis y Jimmy Hamilton, o baladas como la de Stacey Kent acompañada por Jim Tomlinson al clarinete. He procurado que haya de todo. Algo de la colección Jazz in París: Hubert Rostaing y Maurice Meunier homenajeando a Benny Goodman y también Albert Nicholas acompañado por otros músicos entre los que se encontraba Claude Bolling. También hay dos temas bien distintos del maestro Ennio Morricone, una versión increíble del "Tico Tico" por Ted Nash -a la que hay que prestar especial atención por su instrumentación y en el que da un moderno tratamiento al más genuino jazz de los orígenes-. Atiendan a esa tuba haciendo los graves y desarrollando la melodía en un sólo. Situación que se repite con la batería. Y dos obras con grandes orquestas: ¿Qué decir de este "Lonely Woman" de Ornette Coleman versioneada al clarinete por Ken Peplowsky con The Bulgarian National Symphony? ¿O del Concierto de Jazz para Clarinete interpretado por Eddie Daniels con La Orquesta Filarmónica de Londres?. Cierra la sesión Paquito D’Rivera al clarinete, acompañado de New York Voices, con un tema de la obra por la que recibieron un Grammy en 2003.
Don Byron ha sido mi personal descubrimiento. Sabía que era asiduo compañero de Bill Frisell pero desconocía su discografía en solitario. ¡Vaya músico y vaya clarinetista!. Las dos cosas por igual. No hay nada que se le resista: puede versionear a clásicos como Ellington, o a una pieza de Tchaikovsky transformarla en algo que te transporta al mejor cabaret. Tanto le da sumergirse en acertadas progresiones de libre factura que cambiar a voces y coros, óperas y versiones populares de Roy Orbison y Steve Wonder, o clásicos como Schumann. Y a la par van sus propias composiciones, por si había alguna duda.
Si en estas Fiestas os queréis hacer un regalito, esta sería mi recomendación.
Anthony Braxton (clarinete contrabajo) - Foto cortesía de © Esther Cidoncha
Rudi Mahall (clarinete bajo) - Foto cortesía de © Esther Cidoncha
Temas seleccionados01 - Frasquita Serenade - (
Don Byron)
02 - I Would Do Most Anything for You - (
Pee Wee Russell)
03 - Tico Tico - (
Ted Nash)
04 - Trop T - (
H Rostaing-M Meunier)
05 - Wild Cat Blues - (
Chris Barber)
06 - Concerto for Jazz Clarinet - (
Eddie Daniels)
07 - Clarinet Marmalade - (
Albert Nicholas)
08 - Polka Dots & Moonbeams - (
Stacey Kent)
09 - Am I Blue - (
Sam Most)
10 - Prohibition Dirge - (
Ennio Morricone)
11 - Amapola Part 2 - (
Ennio Morricone)
12 - Three in one blues - (
Georges Lewis)
13 - Wolverine Blues - (
Tim Laughlin)
14 - Blues for Clarinets - (
Jimmy Hamilton)
15 - Lonely Woman - (
Ken Peplowski)
16 - Meu Amigo - (
Paquito D'Rivera)
Audiciones de Clarinete (Clic en el banner)